Algunas reflexiones de un cerdo

Como todos sabréis soy un cerdo, lo que no me impide llevar una vida completamente normal pues os contaré un secreto que nadie conoce, Aunque mi cara sea el de un bello porcino veréis que mi cuerpo se corresponde al de un humano y es que pese a que mi madre se era una cerda, una auténtica guarra, mi padre era modelo publicitario en Armani. Se conocieron en Ibiza hace ya 25 años, mi madre pertenecía una granja de Santa Eulalia y un buen día mientras comía algarrobas en el campo se presentó mi padre con una motocicleta. Al verla con sus ocho tetas él bajó y allí mismo se la importó mientras se revolcaban por los excrementos.

Durante este verano ambos fueron muy felices, follaban a diario saliendo todas las noches por las discotecas de la Isla Blanca. Como mi madre es una cerda muy conocida le dejaban entrar en todos los sitios gratis y todos querían bailar con ella. Fue un año maravilloso para ambos.

Un buen día mi padre se pasó por la granja para recogerla como todos los días pero ese día ella no salió recibirle. El granjero apareció de pronto y le entregó a mi papá una ristra de chorizos mientras me decía en alto «eh aquí tu amada». Había llegado la época de la matanza y lo que hace unos días era una bella cerda se había convertido en un manjar suculento. Así mientras se comía los chorizos uno a uno mi padre lloraba desconsolado, se había quedado sin el amor de su vida aunque con el estómago lleno veía las cosas de una manera más positiva.

Al día siguiente se encontró un paquete en la puerta del hotel donde se podía leer en un papel impreso «éste es tu hijo». Y allí estaba yo, un precioso guarro de un kilo de peso. A mi madre le había dado tiempo de dar a luz antes de morir.

Y ésta es mi historia, ahora ya me conoces un poco más. Pronto contaré más cosas sobre mi provechosa vida.

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